El otoño llega con más de un ruido de taladro en los portales. Es época de reformas en comunidades, y con ella, los conflictos. Desde la fachada hasta los baños, muchos propietarios inician obras sin tener claro que, en una comunidad, no todo vale. Y es aquí donde el administrador de fincas juega un papel esencial. Desde Administradores de Fincas Cañavate te lo explicamos.
» Muchos propietarios comienzan reformas sin avisar a su comunidad… hasta que llegan los problemas»
La Ley de Propiedad Horizontal es clara: cualquier reforma que afecte a elementos comunes —fachadas, terrazas, instalaciones eléctricas, bajantes o ascensores— necesita autorización de la comunidad. Sin ese permiso, la obra puede considerarse ilegal y el propietario, enfrentarse a sanciones o incluso a tener que devolver el inmueble a su estado original.
En Granada y Andalucía, cada vez más ayuntamientos están endureciendo los controles sobre reformas en comunidades, especialmente cuando hay impacto estructural o cambios en la estética del edificio. El simple hecho de abrir un hueco en la fachada o instalar un equipo de aire acondicionado puede requerir autorización.
Además, la convivencia se pone a prueba: ruidos, escombros, ocupación de zonas comunes… Todo esto puede derivar en quejas o incluso en denuncias vecinales. Por eso, contar con la asesoría de un administrador de fincas no es un lujo, sino una necesidad.
Desde Administración de Fincas Cañavate, recomendamos siempre consultar antes de iniciar cualquier obra, revisar la normativa municipal y dejar constancia en acta de los acuerdos alcanzados. Así evitamos sorpresas, conflictos y gastos innecesarios.
En definitiva, antes de que el martillo suene, asegúrate de que todo está en regla. Porque una reforma mal gestionada puede costarte mucho más que el presupuesto de la obra.
