Gestionar bien el agua ya no es una opción: es una obligación legal y económica.

La escasez de agua es una realidad que afecta cada vez más a nuestras ciudades, especialmente en épocas de sequía prolongada. En este contexto, las comunidades de propietarios con piscinas o zonas ajardinadas tienen un papel clave en la gestión sostenible del agua.

¿Multas por usar la piscina comunitaria este verano? Así puedes evitarlo

«Este verano no todo es chapuzón: si tu comunidad no se adapta, puede recibir sanciones por mal uso del agua.»

La gestión sostenible del agua no solo ayuda a cumplir con posibles restricciones impuestas por ayuntamientos o confederaciones hidrográficas, sino que también permite reducir gastos comunes y actuar con responsabilidad medioambiental.

¿Qué podemos hacer como comunidad?

1. Piscinas comunitarias
Es recomendable contar con sistemas de recirculación y cubiertas que reduzcan la evaporación. Evitar el vaciado completo y realizar un mantenimiento preventivo de la instalación contribuye a conservar el agua y reducir el consumo.

2. Jardines sostenibles
El césped natural requiere grandes cantidades de agua. Sustituirlo por plantas autóctonas de bajo consumo hídrico o césped artificial puede suponer un gran ahorro. Además, se aconseja instalar sistemas de riego por goteo o aspersores programados en horarios nocturnos.

3. Mantenimiento e inspecciones
Detectar fugas o pérdidas en las instalaciones de riego o fontanería es clave. Contar con contadores independientes para zonas comunes ayuda a controlar el consumo y detectar excesos.

4. Concienciación vecinal
Es fundamental informar a los vecinos sobre el uso responsable del agua, ya que la colaboración de todos es esencial. La comunidad puede promover campañas internas y difundir datos de consumo periódico.

Subvenciones y ayudas

Existen líneas de ayuda públicas, especialmente a través de fondos europeos o programas locales, para mejorar instalaciones y adaptarlas a criterios de sostenibilidad.

Conclusión

Una gestión sostenible del agua no solo es una necesidad ambiental, sino una forma eficaz de optimizar los recursos de la comunidad. Adaptando nuestros hábitos y las infraestructuras comunes, es posible mantener la calidad de vida sin comprometer el medio ambiente.